
En uno de los últimos cuentos de Llamadas telefónicas (Anagrama 2007) Joanna Silvestri le cuenta a un detective detalles sobre el que fue su mejor año como actriz porno y menciona a Nicola di Bari al hablar de la noche. De inmediato me puse a buscar entre todas las canciones y no supe a cuál se refería exactamente pero asumí que era «El amor te hace linda». Seguí oyendo esa música (Pepino di Capri, Demis Roussos, Francis Cabrel y por supuesto Sandro) que me hace pensar que nací vieja. Muchos lo han dicho o escrito, eso de «nacer viejo» pero a la última persona a quien se lo leí fue a la escritora colombiana Margarita García Robayo en un texto sobre la relación con hombres mayores, muy bueno, leerlo aquí. Aunque casi nunca leo textos escritos por mujeres no pude resistir saber cómo iba a describir su relación con un escritor argentino muy conocido y reconozco que este fue el gancho. El punto es que con algo más de 30 años uno sabe ya más o menos por dónde va o qué le gusta o qué no, y a mí no me gustan, en literatura, los cuentos de mujeres, que defienden derechos y en general tópicos feministas, y pensé que el texto de Margarita no podría escapar del tema. Solo hasta el final me di cuenta de que no se me había erizado la piel por ningún párrafo reivindicador.
Toda esta introducción que parece que no viene al caso con el libro de Bolaño, es porque los cuentos que más me gustaron de Llamadas telefónicas fueron los que tuvieron a mujeres como protagonistas: «Compañeros de celda», «Clara» y por supuesto «Joanna Silvestri». Aunque el que tiene todo el peso de un cuento perfecto es el primero: «Sensini» (leer aquí), un relato sobre escritores, concursos literarios, tristeza, soledad, oficio de escritor y coincidencias. Esta última palabra me hacer recordar a Enrique Vila-Matas a quien Bolaño dedica el cuento «Enrique Martín». Fue Vila-Matas quien comentó que una escritora amiga suya dijo que su obra tenía el 17 por ciento de autobiografía, él responde a la misma pregunta con un 27 por ciento (número Shandy) ¿El 27 por ciento? Sí, el 27 exacto.
Este libro de cuentos de Bolaño quizá tenga el 28 por ciento, el 50, o el 120, el único que sabía era él. Las mujeres de las que habla en los cuentos, quizá fueron amigas, amantes, conocidas, no soy experta en su vida y obra y la única mujer que sé que existe es Carolina López, la esposa y madre sus dos hijos. A ella es a quien está dedicado Llamadas telefónicas. Estas fotos a continuación fueron tomadas ilegalmente, o mejor a escondidas, en la exposición «Archivo Bolaño 1977- 2003» del CCCB (Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona). Bolaño solo, Bolaño con su hijo, y su mujer:

Sobre el tema de los derechos femeninos mezclados con literatura hay un texto en la revista Jot Down que me tranquilizó pues a veces emitir estos juicios me ha mostrado como alguien insensible al tema. El artículo se llama «Las mujeres que no se aburren también son peligrosas» y expresa perfectamente lo que pretendo defender ante mis amigos sobre mi molestia de mezclar libros + sensibilidad femenina. El fragmento que dice: «… Estaban demasiado ocupadas defendiéndose a través de su escritura para poder darle el carácter literario que merece una buena novela…Mientras la mujer esté utilizando la literatura como exorcismo para superar metas que el hombre ya ha rebasado, no podrá pasar al siguiente nivel literario…» En conclusión, pienso que hay un espacio, lectores y compradores para todo, pero desde mi punto de vista, la literatura no es para defender ni reivindicar ningún género.
Hablando de mujeres, el cuento de «Clara» de Bolaño me acordó de otro cuento también llamado «Clara» que había leído en el New Yorker hacía mucho tiempo, después me puse a buscarlo en Internet y resultó ser la misma Clara, solo que en la imagen del cuento de la revista no se parece a la que me imaginé y por eso no me terminaba de cuadrar. En este link se puede leer a Clara en inglés o escucharla en Fiction Podcast: Francisco Goldman Reads Roberto Bolaño. También hay otra Clara, la de un cuento de mi hermano (Clara Bow) que quisiera haber escrito yo y que algún día espero verlo publicado.
Hay un cuento de hombres, si es que existen los cuentos de hombres (ironía por supuesto), que empieza con la frase «¿Qué armas te gustan a ti?», se llama «Detectives» y es un diálogo en un auto de dos amigos que se conocen desde el colegio, trabajaron juntos cuidando presos políticos en Chile y comentan los casos de algunos de sus reclusos. Entre ellos un tal Arturo Belano (protagonista de Detectives Salvajes) y que también parece ser el protagonista de «El Gusano» y «Compañeros de celda». Este último cuento y otros de Llamadas telefónicas huelen a Carver: su cuentos abiertos, personajes que al parecer no les pasa nada pero… En uno de los puntos de un decálogo para escritores hecho por Bolaño dice: «lean también a Chéjov y a Raymond Carver, uno de los dos es el mejor cuentista que ha dado este siglo» ¿Cuál será? Un detalle: Llamadas telefónicas tiene una frase en la hoja que le sigue a la dedicatoria que dice: «¿Quien puede comprender mejor mi terror que usted?» Chéjov.
«En el final está el principio» es una frase escrita en la exposición de Bolaño que se puede interpretar a gusto, discutir, polemizar y acomodar. Yo la acomodo así: Al final del salón había un poema de Bolaño (el de la foto de abajo) que para mí habla sobre la Literatura, es decir, esta es el objetivo, el principio y el fin de un escritor. Sin géneros.

© Isabel-Cristina Arenas, Barcelona 27 de agosto de 2013
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