
Pareciera que nada une a Friedrich Nietzsche, Cesare Pavese y Walter Benjamin hasta que el ilustrador y escritor Frédéric Pajak une los puntos gráfica y literariamente en sus obras, mientras habla de su propia vida. Los dos primeros —Nietzsche y Pavese— quedaron huérfanos de padre con menos de diez años y fueron criados por las mujeres de la familia; sus biografías están ligadas a Turín, y por su imposibilidad de amar y ser amados. Pajak (Altos del Sena, Francia, 1955) perdió a su padre en un accidente de tráfico. Tenía nueve años. Lo crio su abuela, y siendo un adulto viajó a Turín para encontrarse con él mismo.
Desde niño, este ilustrador comenzó a juntar palabras e imágenes, pasó el tiempo y entró en bellas artes, se decepcionó y quemó sus dibujos: nada se parecía a lo que se imaginaba. Pasó los cuarenta años y seguía sin saber qué hacer, si pintar o escribir guiones; trabajó en cualquier cosa para comer. En la errancia sin fin, la eterna búsqueda —como la de Walter Benjamin—, a esa edad viajó a Turín, y fue allí en donde se le atravesaron Pavese y Nietzsche.

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© Isabel-Cristina Arenas, Barcelona 11 de julio de 2016
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