
Al principio era necesario traer el crucifijo del pueblo más cercano, porque el oratorio del antiguo y solitario caserío era tan sencillo que no tenía altar. Sin un Cristo no se podía oficiar la misa en forma apropiada. Tiempo después se construyó la parroquia, luego la casa cural, se delimitó la plaza central, el cementerio, la cárcel, la primera vivienda de teja, el mercado, la calle real, la escuela, el hospital; se fundó un pueblo. Todo comenzó alrededor de 1700, lo cuenta el historiador José Joaquín García en Crónicas de Bucaramanga (1896). Más o menos 270 años después, al final del Frente Nacional, Ana Dolores Larrota, personaje principal de Rebelión de los oficios inútiles (Alfaguara, 2014), de Daniel Ferreira, pretendía hacer lo mismo. Ella, junto a dos mil personas más, se tomaban un terreno baldío que pertenecía a Simón Alemán, un millonario arruinado, con el fin de tener dónde vivir.
Aproximadamente a noventa kilómetros de Bucaramanga está ubicado San Vicente de Chucurí, Santander, el lugar de nacimiento de Daniel Ferreira (1981), escritor, bloguero en El Espectador (La contra), y autor de La balada de los pistoleros baladíes (2010), Viaje al interior de una gota de sangre (2011) y Rebelión de los oficios inútiles, por la que recibió el Premio Clarín de Novela 2014…. continuar leyendo en El Espectador en el texto llamado Ficción y realidad de un pueblo.
© Isabel-Cristina Arenas, Barcelona 26 de agosto de 2016
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