
Barcelona.
Resulta que a veces los poetas se adhieren, más bien se instalan, y entonces, empiezan a aparecer en todas partes. Hace unos meses en el Club de Lectura Internacional Medellín-Barcelona leímos a un poeta, a Joan Margarit; el libro se llamaba Amar es dónde. Los participantes en Colombia pidieron escuchar algunos poemas leídos en catalán y así mismo, aquí en Barcelona, pidieron oír con acento colombiano, paisa exactamente, los versos de Margarit en castellano. No mucho después, en el Ateneo Barcelonés, uno de los lugares con más paz y luz en pleno centro de la ciudad, estaba puesto como novedad un libro llamado Un mal poema ensucia el mundo, (Arpa editores, 2016) de Joan Margarit. Se podía leer en la biblioteca, pero no pedir prestado todavía, era una novedad y había lista de espera. Tres turnos-meses después lo recibí. Había alcanzado a ojear el prólogo y algunas de las primeras páginas que fueron suficientes para tener paciencia.
Ahí estaba otra vez el poeta catalán, pero ahora en prosa, en ensayos, cartas o conferencias. Un compilado de sabiduría, de dignidad, de pasión y verdades dolorosas en un solo tomo que reunía los prólogos de sus libros escritos entre 1988 y 2014. Margarit, nacido en Sanahüja, Lleida en 1938, es también arquitecto, ahora profesor jubilado de Cálculo y Estructuras de la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona. Le han otorgado, entre otros, el Premio Nacional de Poesía (2008) y el Premio Nacional de Crítica (1984, 2008) en España.
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© Isabel-Cristina Arenas, Barcelona 24 de marzo de 2017
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