
Escribe Fernando Aramburu que cuando se le extravía su niño interior sabe en dónde encontrarlo: va directo hacia los sabores dulces. A veces, cuando el adulto y escritor prestigioso que es hoy está agobiado, ese niño interior lo convence de pisar un charco o de ir a buscar una rama al bosque o de pasear por el mar. A veces también lo interrumpe y dice por él cosas que no debe o que lo hacen quedar en ridículo; “no pasa un día sin que me haga notar su presencia escondida”.
En otras ocasiones, cuando por ejemplo piensa en su padre, “su recuerdo es lluvia”. Las noticias le dicen que hay sol, pero él oye llover, va de prisa a la ventana a comprobarlo y ve la luz que brilla y a los pájaros protegiéndose del calor. Entonces comienza a buscar en su propia casa, quizás estén cayendo gotas adentro en alguna parte, pero el agua que cae viene de otro tiempo: “Al fin descubro, padre, que soy yo el que no ha parado de llover”, escribe Aramburu. “Esta lluvia que tanto penetra y tanto hiere está cayendo en el pasado, y no nos va a mojar ni a ti ni a mí ni a nuestras sombras ya para siempre separadas”.
Autorretrato sin mí (Tusquets, 2018) es el libro más reciente del autor de Patria (2016), la gran novela sobre las relaciones entre dos familias en el País Vasco en medio del conflicto con ETA, de la que estuvo hablando en el Hay Festival en Cartagena 2017…sigue leyendo en El Cisne: libros y espacios de El Espectador.
©Isabel-Cristina Arenas, Barcelona 19 de diciembre de 2018
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