Barcelona.
Wílmar Cabrera (Palmira, 1970) es periodista y escritor, está radicado en Barcelona desde hace trece años. Leía cada hoja de El Gráfico, Balón, Nuevo Estadio y todas las páginas deportivas de los diarios. Cuando era niño se aprendió las capitales y las banderas del mundo por el álbum de Panini. Su afición a la lectura comenzó por las crónicas de fútbol y ciclismo. Su primera novela gira en torno a un partido de fútbol, Los fantasmas de Sarrià visten de chándal (Milenio, 2012); en su segundo libro da a su hijo algunas respuestas muy ligadas a este deporte y en su más reciente obra, una novela gráfica, una ucronía, cuenta lo que hubiera sucedido si Belisario Betancur, presidente de Colombia entre 1982 y 1986, le hubiese dicho “Sí se puede” al Mundial de Fútbol de 1986 en nuestro país.
Los porqués de Joaquim (Puntos Suspensivos, 2020) está dedicado a Barcelona como homenaje a la ciudad. Es un libro de viñetas ilustrado por Mariana Valencia, en donde Cabrera y su esposa responden las preguntas de su hijo de cuatro años; allí aparecen, entre otros lugares, el Arco del Triunfo, calles del centro de la ciudad, el Museo Picasso y Plaza España. Cabrera afirma que es una declaración de amor a la ciudad, a su pareja y a su hijo, pero el fútbol también es protagonista. Muchas de las respuestas están enfocadas en este deporte: “¿Qué es España? Un equipo de fútbol que ganó el Mundial de 2010 en Sudáfrica.”, “¿Por qué somos del Espanyol? Porque con el Espanyol pasa lo mismo que con Catalunya: todas las derrotas son victorias.”, “¿Quién es Messi? Es un papá con tres hijos.”
Wílmar Cabrera dice que se ha desprendido un poco del fútbol, que ahora lo ve de forma más literaria y no tanto en la tabla de posiciones, pero que el tema le sale natural porque está ligado a su infancia. Es de Millonarios, aunque creció en Palmira: “Éramos una isla en un mar rojo por el América, con puntitos verdes del Deportivo Cali. Cuando mi padre era niño, Millonarios era el mejor equipo, aunque antes de ser hincha de ese equipo lo era de Di Stéfano, el Messi del momento”. Al llegar a Barcelona Cabrera intentó ser hincha del Espanyol, pensó en la correspondencia del azul, pero no fue así: “Es como los amores de lejos, tiene que haber algo muy profundo que te ligue a un equipo. Ir al estadio es ver a la familia, es heredado, es ir con quien te llevó de niño, con tu padre, o con tu abuelo”…sigue leyendo en El Cisne: libros y espacios de El Espectador.
© Isabel-Cristina Arenas, Barcelona, 16 de diciembre de 2021
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