Los anillos de Saturno – W.G. Sebald

Título: Los anillos de Saturno - Autor: W.G. Sebald – DEBATE
Título: Los anillos de Saturno – Autor: W.G. Sebald – DEBATE

Uno de los finales que más he ahorrado para intentar alargarle la vida al libro fue el de Cien años de soledad. Este pasado 17 de abril, primer aniversario de la muerte de García Márquez, extrañé tener en mi biblioteca la edición de Cara y Cruz en la que lo leí por primera vez. Pero me da rabia nada más al pensar en los libros que están en Bucaramanga. Me despierta una sensación horrible de desarraigo y al custodio de mi biblioteca un sentimiento de culpa por no haberlos cuidado con una espada. Entonces no sé si se perdió, o no, mi primera versión de Cien años de soledad, rayado e intervenido por un yo de dieciséis años, o si se fue con 31 canciones (Nick Hornby), En las nubes (Ian McEwan), Esta historia (Alessandro Baricco) y El factor Borges (Alan Pauls) que se salieron de la casa sin dejar rastro.

Con Los anillos de Saturno, de W.G. Sebald pasa lo mismo, cuando uno está por terminarlo empieza a leer menos, a ahorrarlo. ¿Por qué este señor no pudo seguir siempre caminando y pensando? ¿Por qué tenía que morir tan pronto? ¿Para qué? No importa si Sebald habla de la seda y las moreras, de Rembrant, de Conrad, de árboles caídos, de peces, la emperatriz Cixi o la tumba de san Sebaldo. Me gusta su mundo de muertos, sus digresiones, que él esté ahí como personaje pero al mismo tiempo su primera persona sea fantasmal. Los anillos de Saturno podría ser infinito; en la Historia todo va estar unido por un hilo visible. El final de este libro es de esos a los que a uno le parece haber asistido. Yo estuve ahí viendo todo desde la puerta, junto a Sebald; igual que en Cien años de soledad cuando vi que al último Buendía se lo estaban comiendo las hormigas.

A partir de su lectura y de la Exposición Variaciones de Sebald en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona escribí este texto para El Espectador (leer aquí). Y a partir de la pérdida de mis libros supe que no importan las listas estrictas y detalladas en Excel con la ubicación geográfica o préstamo de cada tomo. Me resigno a que siempre alguno se va a extraviar, o peor, uno mismo lo va a dejar en un bus como me pasó con Amigos que no he vuelto a ver de Ignacio Vidal-Folch.

© Isabel-Cristina Arenas, Barcelona 20 abril de 2015

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