
Abilio Ayala es un colombiano que llega a Barcelona ¿a buscar fortuna, a escapar de algo, a cumplir un sueño? Quizá todas las anteriores. En su ciudad natal, Pamplona, se dedicaba al contrabando, también a averiguar quién asesinó a su hermano mayor mientras compartía cama con Miladys, una prostituta que lo quería y le pasaba libros dejados en su cuarto por clientes antiguos con la condición de que le leyera a ella de vez en cuando. Ahora, ya en Europa, se baja del metro en Plaza Cataluña preciso el 11 de septiembre de 2001, cuando acaban de ocurrir los atentados a las Torres Gemelas y en plena celebración de la Diada, la Fiesta Nacional de Cataluña. Esa tarde comienza la pequeña tragedia del inmigrante en España: mantener el estatus legal y, en su caso, poco tiempo después, otra más universal y variable: el amor.
Después de siete años, en su último día en el país, Abilio se sienta en la barra de un bar y comienza a hablarle al dueño, un chino llamado Wong, quien parece que lo escucha, o en realidad no, quien parece que lo entiende, o no realmente. El dueño está pendiente de los clientes, seca vasos, limpia el suelo, sirve cañas y demás oficios típicos de los omnipresentes bares de barrio en Barcelona. Este es un lugar que suele frecuentar para ver los partidos de fútbol, y mientras le cuenta su vida al barman mira de reojo uno del Barça, pero él es del español; va siempre a tomarse cuatro cervezas con un dedo de espuma, pero esa tarde está dispuesto a acabar con el barril. Wong sabe escuchar y Abilio le cuenta la razón por la que llegó y por la que partirá en un monólogo divertidísimo y al mismo tiempo amargo llamado: Aquí solo regalan perejil (Alfaguara, 2019), de Luis Luna Maldonado (Pamplona, 1963), que obtuvo el XX Premio Ñ BaPro – Clarín de Novela.…sigue leyendo en El Cisne: libros y espacios de El Espectador.
© Isabel-Cristina Arenas, Barcelona 28 de octubre de 2019
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